La pérdida auditiva está asociada a muchos factores, y uno de ellos es la edad. Es inevitable que nuestro cuerpo vaya perdiendo facultades a medida que nos hacemos mayores, y nuestros oídos no son una excepción. No obstante, hay patologías que pueden provocar pérdidas auditivas graves, e incluso sordera, en personas jóvenes. La otosclerosis es una de estas patologías.

 

Esta enfermedad afecta los huesos del oído medio. Más concretamente, la otosclerosis provoca que el estribo, uno de estos tres pequeños huesos, crezca muchísimo, impidiendo que pueda vibrar con normalidad respecto a los sonidos que capta la oreja, y provocando una deterioración de la capacidad auditiva.

 

Síntomas de la otosclerosis

 

Los síntomas más frecuentes asociados a la otosclerosis incluyen: pérdida auditiva en un principio leve pero que aumentará poco a poco; zumbidos, pitidos y mareos; y la sensación de escuchar mejor las frecuencias altas que los graves.

 

Causas de la otosclerosis

 

Lo cierto es que la otosclerosis guarda todavía muchos misterios, y sus causas no son 100% claras. Existe una correlación entre los pacientes que sufren esta patología y los antecedentes familiares, así que podríamos decir que estamos delante de una enfermedad auditiva hereditaria. Eso quiere decir que si sabes de la existencia de casos de otosclerosis en tu familia, puedes mirar de prevenir la situación visitándote con un médico especialista.

 

Tratamiento de la otosclerosis

 

Existen principalmente dos métodos de tratar la otosclerosis: una operación quirúrgica, o el uso de audífonos. La operación quirúrgica que se realiza no es compleja y es bastante frecuente. Existen dos procedimientos: en uno, conocido como estapedotomía, se extirpa la parte del estribo que ha crecido demasiado y se inserta un pequeño implante en su lugar, y el segundo procedimiento quirúrgico consiste en extraer el estribo en su totalidad y sustituirlo por una prótesis. Esta práctica se conoce como estapedectomía.

 

El uso de audífonos para corregir los efectos de la otosclerosis es una solución no invasiva, aunque hay que aclarar que un audífono no curarà un caso de sordera. Si te decantas por esta opción, es importante realizar un seguimiento constante, pues al tratarse de una enfermedad progresiva será necesario ir actualizando el audífono para adaptar su potencia y hacer un buen mantenimiento.