Normalizar que las personas perdemos audición o nacemos con menos capacidad auditiva que algunos otros es tarea que tenemos que trabajar para llegar donde queremos: a no dar cabida a la verguenza o a la tristeza por el hecho de necesitar audífonos.
 

Sí, en Claso defendemos esta idea hasta el final pero queremos volver a dejarlo claro: tener pérdida de audición no tiene por qué irrumpir con tu vida, ni truncártela ni parar ninguna de las actividades que has hecho desde siempre. Hay que quitarse de la cabeza esta idea y para ello es necesario hablar del tema. Porque llevarlos no es nada grave, ni negativo ni motivo de exclusión social o de bajo estado de ánimo. Los audífonos no son más que un dispositivo que mejoran nuestra calidad de vida... ¡Oye, sin complejos! 

 

¿Crees que no escuchas igual que antes? Ve a hacerte una revisión al audioprotesista para que te diga qué estado de salud auditivo tienes. Y si te recomienda llevar audífonos… ¡no te lo pienses!

 

Lo primero que hay que hacer cuando te dicen que has perdido audición es aceptarlo y lo mejor de todo es ¡hacerlo rápido! Admitir que ya no oyes igual que hace un tiempo y remediarlo no sólo te ayudará en adaptarte a la nueva situación si no que te dará calidad de vida, te lo prometemos.

 

La salud auditiva es algo que no se recupera, puede que la pérdida auditiva se mantenga estable o que aumente con el tiempo… es como quién lleva gafas, la vista tampoco se recupera. Pero, ¿acaso no está más que normalizado que una persona que antes no llevaba gafas de un día para otro las lleve? Entonces, ¿por qué no normalizamos la situación con los audífonos?

 

Hay que quitarse de la cabeza la idea de que los audífonos son aparatosos, feos o de personas mayores. Los avances tecnológicos y el diseño de muchos audífonos es increíble y hay jóvenes que también los llevan… ¡y no pasa nada!

 

Llevar audífonos no debe ser ningún drama ni tiene que causar desestabilidad emocional o convertirse en un trauma. Deben ayudarte a seguir con normalidad tu día a día, a estar cómodo en las conversaciones y en definitiva… a no perderte detalle de lo que pasa a tu alrededor.

 

¡Que la pérdida auditiva no te pare!